lunes, diciembre 18, 2006

ARQUITECTURA Y EDUCACION





Suelo decir que en nuestra Escuela de Artes y Oficios es muy fácil enseñar porque el edificio ayuda mucho. Sin embargo, educar en los edificios que se han construido en Logroño durante los últimos treinta años tiene que ser mucho más duro. Durísimo. Tienen que trabajar, como suele decirse, contra los elementos.

No tengo tiempo ahora para extenderme pero me parece increíble que apenas nadie haya reparado en la relación directa (si no evidente) entre la lamentable arquitectura escolar de las tres últimas décadas y la aguda crisis en la educación de la que tanto se habla.

Sólo un apunte: mientras las antiguas escuelas e institutos surgían en la ciudad como piezas claves y significativas de su trama urbana, casi todas las escuelas e institutos recientes (por no hablar de los edificios universitarios) ocupan parcelas residuales y destartaladas o se han construido sin fachadas a la calle.

Habrá una información detallada de todos los recientes edificios escolares de Logroño en el capítulo 10 de su Guía de Arquitectura. Puestos juntos uno tras otro, ofrecen un panorama tan desolador, que su montaje, en el que he trabajado este fin de semana, me ha dejado abatido. Por eso saco esta nota, para pedir ánimos. Pero no tanto para mí (pues el edificio en el que estoy me consuela), sino más bien para los profesores y alumnos que esta misma mañana han tenido que volver a esos horribles colegios del demonio.