miércoles, junio 28, 2006

38. PABLO ALVAREZ





Nada como tener una buena panorámica para darse cuenta del éxito o fracaso de una empresa. La página semanal de Arquitectura que el 2 de octubre de 1999 pactaron Pedro Moral, José Miguel León y Giovanni Muzio con el entonces director del diario La Rioja José María Esteban, ha llegado, según nos cuenta el periodista Pablo Alvarez el 17 de junio del 2006 desde la propia página, al número trescientos.

Como es sabido, el interés del periódico La Rioja por la arquitectura no era otro que el hecho de que la hija de José María Esteban se había puesto a estudiar arquitectura. He ahí a un buen padre. La pena es que no le aconsejara estudiar periodismo, porque así el mal se hubiera quedado en casa.

Leo en un prometedor libro del profesor Albert Casals Balagué titulado "La arquitectura, otro arte enfermo" (que ya comentaré cuando lo acabe, si es que se lo merece), que la infección que padece nuestro oficio se ha producido por un doble contagio procedente de transfusiones interculturales de dos disciplinas infecciosas, a saber: el arte y la filosofía. Pero, de entrada, ya no estoy de acuerdo. Si hay foco claramente infeccioso en nuestro panorama cultural, ese el periodismo (véase el inapelable e incontestado Informe Espada en elhAlln65 p1) por lo que estoy completamente seguro de que buena parte de los males que nos afectan (igual que a política, al deporte, etc.) tiene ese origen.

Mejores o peores, las primeras dieciséis entregas de esa página pactada de arquitectura fueron redactadas por arquitectos, y hasta la diecisiete no entró el periodismo en ella; al principio firmando como "Redacción", y en seguida con el nombre del periodista Pablo Alvarez, quien al parecer acababa de descubrir el interesante filón que suponen las selecciones bianuales del COAR para llenar papel sin mucho esfuerzo: cuatro fotos por aquí, un par de planos por allá , un mismo texto como de sorpresa y admiración con distintos nombres cada vez, y dale a la manivela una y otra semana.

Durante las siguientes ochenta entregas, y mientras elhAll colegial languidecía, aún se pudo encontrar alguna que otra reflexión arquitectónica por parte de los más entusiastas colaboradores, algunas de ellas memorables, como la que hizo Gerardo el 24 de nov del 2001 sobre "La moda de las cancelas forjadas". Fue en esa época cuando Giovanni Muzio me dijo que si quería seguir colaborando con la página de La Rioja tendría que escribir textos mucho más breves, y a poder ser fragmentados, pues, al parecer (eso ya no me lo decía Giovanni), y según los criterios periodísticos al uso, razonar sostenidamente debe ser peligroso para la salud de los lectores de periódicos. Yo me tomé la embajada del entonces coordinador cultural del COAR como una ofensa y ya no volví a escribirles ni una línea más. Por la misma senda, fueran cuales fuesen sus razones, debieron de ir saliendo el resto de colaboradores mínimamente inteligentes, mientras que Pablo Alvarez, se convertía en el campeón absoluto de la página muy por encima de Pablo G. Mancha, P.A.L o Jorge Alacid, que también firmaron algunas.

Ironizando sobre su infecciosa labor, en cierta Comisión de Cultura comenté la posibilidad de dar a este periodista el título de "colegiado honoris causa", pero para mi sorpresa, alguno de los compañeros de aquella comisión no lo vieron como una broma de mal gusto sino como una propuesta factible...; así que me quedé con la preocupación de que algún día lo hicieran. Aprovechando que uno de los que no entendieron la broma está ahora en la Junta de Gobierno, y que esa página de La Rioja nunca ha sido tan servil a la Junta como ahora (sólo hay que ver cómo trató el tema de las últimas elecciones /v LHDn3) no me extrañaría nada que pronto lo tuviéramos de "compañero", o mejor dicho, que lo tuvieran de compañero todos esos arquitectos a los que les hace publicidad dándoles grasilla por el hecho de hacer una arquitectura, o más bien unas "fotos de arquitectura" que se acercan a la "pose cultural" de lo que la arquitectura significa para cierta progresía.

Un pose que, como suele ser normal en los progres, le lleva a despreciar al grueso de la profesión : "estos siete años no han sido un periodo como otro cualquiera (…) lo cierto es que los resultados son bastante desoladores: la calidad media de lo que se hace tira a deplorable". Ya en plan elitista, Pablo Alvarez nos regala otra perla preciosa para que nos enteremos de cómo se produce nuestra ciudad: "Logroño en estos años ha sido un ejemplo bien evidente de lo que está pasando en España. Los poderes públicos apenas cuentan en estas cosas: el sector privado decide qué se urbaniza y cuándo se hace. Así se explica el crecimiento desorbitado hacia el Sur a base de Planes Parciales relámpago…".

Ahora ya no es broma: si no le hacen "colegiado honoris causa" seguro que la Junta de Domingo se estará planteando, cuando menos, hacerle un homenaje. Al tiempo.