viernes, marzo 02, 2007

140. LUIS BARRON/1




Tras Maximiano Hijón (LHDn47) y Francisco de Luis y Tomás (LHDn121 y 133), el tercero y último de los grandes arquitectos de Logroño en el siglo XIX es Luis Barrón. No me olvido del importante legado que nos dejó el arquitecto Jacinto Arregui (el Hospital y la Bene, que aún existen, y el primer mercado de San Blas y la plaza de Toros de Duquesa de la Victoria, que desaparecieron) pero Arregui vino de Vitoria hacia 1861, y para allá se fue otra vez, probablemente cuando le sustituyó Francisco de Luis como arquitecto provincial en 1881.

Ese año fue clave en la historia de los arquitectos riojanos pues Francisco de Luis pasó de ser arquitecto municipal a arquitecto provincial, y es Luis Barrón quien le sustituye en el ayuntamiento. La larga carta de renuncia y despedida de Francisco de Luis al ayuntamiento es de antología. Algún día la publicaré porque, amén de algunos datos interesantes sobre su quehacer como arquitecto municipal, es de una belleza literaria y diplomática muy poco usual en nuestra profesión. Una cosa sí queda claro en todo el proceso, y es que tanto el arquitecto como el ayuntamiento -que le contesta con igual pompa y amabilidad- consideran que el cambio de puesto es para él un “ascenso”. En el LHDn121 supuse que el prematuro final del “reinado” de Francisco de Luis en Logroño podía deberse a su progreso en la escala social, pero lo cierto es que ensanchó su interregno. Así pues, si alguien se ocupa alguna vez de sus trabajos, que sepa que a partir de 1881 tendrá que rastrear en el Archivo Provincial y buscar restos de sus obras por Haro, Calahorra, Alfaro, etc.

Mientras que de sus predecesores encontramos aún en pié casas y panteones, de Luis Barrón no queda nada de la casa en que vivió, y tampoco tengo constancia de tumba alguna donde reposen sus restos. Pero al menos tenemos una foto que, aunque borrosa, nos permite ver su aspecto y acercarnos a su talante. La reproducción que cuelgo arriba proviene de una fotocopia que me pasó Fede Soldevilla, y ya siento no tener a mano una imagen mejor (creo haberla visto después en alguna revista de La Rioja Industrial, pero no le hice una reproducción más fiel). El pié de foto dice que se trata del claustro de la Escuela de Artes y Oficios donde Luis Barrón era profesor de dibujo geométrico y director, pero no precisa quién de ellos es nuestro arquitecto. Gracias a otra foto que también vi en otra vieja revista (y que tampoco tuve el acierto de reproducir con la digital), puedo asegurar que Barrón es el segundo de la fila de abajo empezando por la izquierda, es decir, el de bigote y sombrero negro que está cantando y tocando la guitarra. Digo esto, porque en esa segunda foto (algún día volveré a dar con ella) que también era de grupo, estaba en las mismas, es decir, con la guitarra en la mano. La ocasión era un homenaje que los funcionarios municipales tributaban al que había sido su buen alcalde, el Marqués de San Nicolás.

Además de su alegría, esas dos fotos de Barrón con la guitarra son fiel reflejo del vaivén profesional que tuvo entre la Escuela de Artes y Oficios y el Ayuntamiento. Titulado en 1875 o 1876 (Cerrillo pone las dos fechas sin precisar a qué se refieren), en 1880 fue nombrado Director de la Academia de Dibujo Municipal, -institución que según todos los indicios fue el precedente local de la Escuela de Artes y Oficios. En 1881, y ante el “ascenso” mencionado de Francisco de Luis y consiguiente vacante del puesto, entró como arquitecto municipal, y en 1887 aparece ya como “profesor interino de Dibujo Geométrico Industrial de la Escuela de Artes y Oficios recientemente creada en esta población”.

Esta segunda categoría de su etapa docente debió de entrar en “incompatibilidad” con la de arquitecto municipal, lo que dio lugar a un interesante oficio de 31 de diciembre de 1887 por el que renunció al sueldo de arquitecto municipal y hasta devolvió al ayuntamiento los honorarios percibidos desde que empezó a cobrar de la nueva Escuela de Artes y Oficios: “Siendo timbre de orgullo para desempeñar el último cargo con el que me honro sobre manera desde el día 30 de diciembre de 1881 en que fui nombrado, no he de renunciarlo por causa ninguna; pero si tendré el mayor gusto en seguir prestando los mismos servicios sin remuneración”. En pompa y estilo literario no le iba a la zaga a su antecesor.
Como la importantísima obra de Luis Barrón en Logroño ya no cabe en esta nota, ni siquiera resumida, voy a acabar con otro apunte biográfico. Por el padrón de finales de siglo podemos saber que a los 51 años vivía en el número 4 de la calle Carmelitas, es decir, actual Avenida de Navarra; que estaba casado con una francesa, Gabrielle Bonett, de Anguleme; que tenía con él a sus tres hijos del primer matrimonio, Pablo, Carmen y Mercedes Barrón y Velasco, y a una hija de este segundo matrimonio, Elena Barrón y Bonett. Y también dice el padrón que con ellos vivían tres criadas. Desaparecida la casa, ilustro el asunto con una foto de la calle lo más contemporánea posible a aquel momento: la casa donde vivió Barrón sería la segunda o la tercera de las que se ven al fondo a la izquierda de la calle. Más allá de ella puede ya verse construido el Instituto Sagasta, seguramente la pieza más importante para la ciudad de entre las que proyectó nuestro arquitecto.

Y un último dato, esta vez profesional. En la simpática Guía de Logroño de 1897 de Enrique Gómez Aguirre, que contiene un listín de los prohombres de la ciudad, ya no aparece Luis Barrón como miembro del claustro de la Escuela de Artes y Oficios, por lo que es de suponer que sus actividades como arquitecto municipal volvieron a ser prioritarias a las de la docencia. Y ello sin contar con que en el ejercicio liberal también debió de estar muy, pero que muy ocupado. Nos haremos una mejor idea cuando veamos en la Guía la cantidad de obras suyas que aún subsisten en Logroño.