martes, noviembre 06, 2007

IDIOTAS




“Este proyecto marca el cierre de un proceso de cambio ya patente en las obras de los últimos años, un proceso que ha ido pasando desde un método proyectual centrado en referir con el mínimo de mediaciones posibles lo funcional a lo compositivo y lo compositivo a lo constructivo –a ser posible sin ninguna de las mediaciones historicista-tipológica-, a una concentración en lo atmosférico, basada en el equilibrio entre simplicidad geométrico-material y complejidad experiencial, un sistema que ha ido descargándose paulatinamente de jerarquías funcionales y espaciales, de manera constructiva (los materiales siempre tienen adheridos demasiados significados) y de la geometría como instrumento de expresión (rectángulo, círculo y flor es el reducido abanico actual), para hacer de la luz –distribuida con intensidades equivalentes y la mayor ligereza, sin el peso de la luz sólida del Panteón, para entendernos- y de la dislocación programática –organizando los programas con lógicas de distribución y diseminación contrarias a las funcionales-, el eje de su técnica proyectual, forzando con ella un cuadro de atenciones espaciales, isótropo, equivalente en todas direcciones.
Esta estrategia desmaterializada y difusa que denomino atmósférica –o, mejor, ambient, para referirla a los campos sonoros que Brian Eno inventó en el ámbito musical de Music for Airports, hace ya tres décadas- compone una de las nociones de belleza más abstractas y atractivas en el panorama estético actual, pero también puede interpretarse como una especie de neomaterialismo que trasladaría el peso de lo tectónico tradicional a la manipulación del aire como material a activar, al espacio como material constructivo (otra palabra, el espacio, casi en desuso, que pasaría a través de esta idea ambiental a ser de nuevo interesante, y con ella James Turrell, convertido en uno de los grandes profetas de esta visión, seguido, a cierta distancia, por Dan Graham…).
El diagrama adquiere un papel característico bien distinto del instrumental consustancial a su uso técnico moderno. Aquí se convierte en objeto estético, destino final, forma espacial reificada. Objeto de seducción y no de análisis, la capacidad del diagrama y de la visión estructuralista que soporta tal invención para analizar las relaciones entre cosas y/o ideas mediante su disposición en un espacio mental isótropo que desplaza el campo diacrónico de la experiencia y del discurso al sincrónico del diagrama, pasa a ser irrelevante, utilizada de forma puramente esteticista, como un lenguaje plástico dotado de leyes precisas que permiten construir una dispersión coherente de elementos sin cualidades o memoria (de la que Sejima o quizás Nishizawa parecen sospechar por la carga de convención que soporta).”

Estoy seguro que buena parte del hundimiento de la arquitectura de nuestro tiempo y la descomposición de nuestras ciudades están provocados porque nadie llama "idiotas", de un modo público y decidido, a los arquitectos que, antes en las revistas de arquitectura y ahora ya en los periódicos de máxima difusión, escriben y publican este tipo de cosas.

El texto es de Iñaki Abalos lleva por título UN MANIFIESTO DE CRISTAL, ha sido publicado en el suplemento Babelia de EL PAIS del 3 de noviembre del 2007, y se refiere a una obra de los arquitectos Sejima y Nishizawa en Toledo (Ohio, Estados Unidos) cuya fotografía se muestra como ilustración del artículo y de este post.

La idiotez del artículo llega al punto de terminar mencionando el desconcierto que produjo entre los visitantes del edificio lo único que dijo la autora de su obra: “quizás sea demasiado simple”.

Por si alguien no lo sabe, os recuerdo que Iñaki Abalos es profesor de arquitectura y es el que nos va a hacer la estación del tren en Logroño (mira que si nos la hace al fin con esa “especie de neomaterialismo que trasladaría el peso desde lo tectónico tradicional a la manipulación del aire como material a activar”, lo bien que le iba a venir al tren y a Logroño ¿eh?).