viernes, abril 11, 2008

SANTUARIO DE MERITXELL, ANDORRA


Supe de la construcción del Santuario de Meritxell en Andorra desde el momento en que se le hizo el encargo a Bofill a comienzos de los setenta, porque ya por entonces este arquitecto llamado a la fama se hacía mucha publicidad de sí mismo. Había construido poco más que el barrio Gaudí en Reus y estaba construyendo Walden 7 en la salida de Barcelona, pero sus proyectos eran ya celebrados con el alborozo de la naciente Arquitectura del Espectáculo.

Si cuento mi reciente visita al Santuario de Meritxell aquí, en el LHD, en vez de hacerlo en el CASCOTES, no es porque lo tenga por arquitectura de merecimiento sino porque por mi cariño a todo lugar sagrado voy a argumentar un poco.

La primera impresión del edificio no es mala. El conjunto de volúmenes, la exquisita mampostería de pizarra y el toque de modernidad que le dan los recercados blancos de los huecos tienen su gracia, aunque desde lejos ya se vean esos arcos escenográficos que parecen aludir a las costillas del posible santuario arrasado por el fuego que dio origen al nuevo encargo.

Pero de eso nada. El antiguo santuario era una pequeña iglesia románica que el nuevo edificio y el sibilino arbolado de coníferas a la izquierda se encargan de ocultar. Junto a aquella sencilla iglesita había también cuatro casas populares que se llevó el incendio, pero sobre todo había una amplia y bucólica perspectiva de la fachada de la ermita y de los edificios adosados a ella que las fotografías del benemérito Centro Excursionista de Cataluña han tenido a bien documentar en una exposición que se muestra en la vieja iglesia recientemente “rehabilitada”. (He buscado en internet a ver si estaban colgadas algunas de esas hermosas fotografías pero no ha habido suerte. A cambio he encontrado estas dos: una del día del incendio y otra en la que se ve que inicialmente la vieja iglesia se dejó como una ruina).




Por cierto, la rehabilitación interior de la iglesia realizada en 1994, da pavor. Esta es la foto que tomé de ella:

El interior de la capilla de Bofill no es mucho mejor. Había visto algunas fotografías y me la imaginaba mucho más grande, pero en realidad es un pastelito modesto. De la decoración mejor no decir nada. La reproducción de la Virgen original me pareció irreverente y el mobiliario línea Mackintosh (bancos, sillas y hasta el confesionario) un atraco.



Lo inaudito, sin embargo es que mientras los grandes nuevos arcos sugieren un gran templo colocado en la posición normal Este Oeste, la nueva capilla esté situada en orientación Norte Sur, como olvidando los viejos principios de ubicación litúrgica. Eso hace que el acceso a la iglesia sea por esta extraña y estrecha escalera rampa con entrada siempre por el mismo pie (o sea, de suspenso en proyectos / como la de Gehry en Bilbao) acabada en puerta de cristal:



Acabo el recorrido con esta foto del “monumental” corredor peatonal, al fondo del cual se ve la vieja iglesia. No sé si el desproporcionado rodapié será original, pero canta bastante.

En fin ¿qué íbamos a esperar de la arquitectura de nuestros prohombres y de nuestros rehabilitadores? Me quedé con las ganas de que la Virgen de Meritxell hubiera obrado algún milagro de los suyos; pero no, imposible: la Arquitectura de nuestro tiempo es una religión aparte, bastante pagada ya de sí misma.